miércoles, 18 de octubre de 2017
AL POETA
No temo admitir que lo amo
Que estoy amando hasta perder cada uno de mis gajos.
Y quedar a solo corazón al «Rojo oscuro»
¡Que se me impregnó en la mente!
¡En la piel, en el aire, en el suspiro!
¡Que me roe el duro hueso!
¡Que entre sus líneas siento su beso,...su llanto y hasta su grito!
Lo estoy amando y no me corro
Aunque no sea jueves de otoño que lo admito.
El psicoanálisis dirá es un acto morbo
¡¿Quién en su sano juicio amara a un difunto nato?!
aún siendo inmortalmente muerto.
Mas vive entre los muertos
Y vive en los frios rostros
Del vigésimo primer siglo, que andando van
Con las emociones un clic de dedos.
No quiero rostros bellos,
¡Quiero corazones tibios!
¡Almas ardientes!
¡Voces con fuego!
Lo amo «bajo los Álamos»
En perfecta «comunión»
Porque cuando dejó «el tálamo eterno»
Dijo: «para el alma imposible de mi amada»
En medio de «nostalgias imperiales»
Que un día lo embargo.
Más cuando «ausente» nos envío
A «Los heraldos negro»
Mensajeros de su insufrible muerte
Para ser el espectro privilegiado
De ese «el palco estrecho» que brilla en
«verano» ardiente de «setiembre»
De donde yergue y «va corriendo, andando, huyendo»
De no sé quien y no sé a donde;
«De disturbio en disturbio»
Girando «la rueda del hambriento»
De ese, honorable invitado a la «cena miserable»
Y es...cuando...«tengo miedo terrible de ser un animal»
Quizás peor, de ser un hombre de hoy.
¡Esos! Los mismo que salimos del averno
Al que el destierro de tu ausencia nos enclaustro.
Y venimos hasta aquí, tu «masa»
Esa masa que entre oración y desespero
Anhela despertar al Lázaro dormido;
Vienen tus «Arrieros», «Los mineros»,
Y «Los compañeros» avisan que
Cesar Vallejo ¡No ha muerto!
Que vive y vive para recordarnos
A «los nueve monstruos»
Que aun atizan el eco de su anhelo
Que desgraciadamente,
«hay hermanos, muchísimo que hacer»
¡Cesar Vallejo ha vuelto!
NG. París, Octubre 2017.
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Un poema así esperaba de ti, Frice. Ahora ya puedo morir tranquilo. Da mucha felicidad cuando se ve a un ser brillante como tú, coronar uno de sus anhelos de vida. Solo decir felicidades y que sigas en esa ruta de vida.
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