Andaba por las calles de la Av Riva Degli Schiavonien Venecia, ya colmada, extasiada
de tanto Venencia, de sus canales y sus calles estrecha, de sus góndolas y sus gondoleros
(no harta, solo saboreando, hubo tiempo para saborear Venencia in situ, eso fue
lo mejor). Y de tanto en tanto levantaba la cabeza, porque aunque se me
olvidaba, luego recordaba que a Europa hay que conocerla con la mirada en lo
alto, de pronto te puede sorprender un lienzo de Pannini en cualquiera de sus
muros, o una escultura de Michelangelo, de Bernini, o una Gargola con formas contorsionistas,
y es así que descubro un letrero que llamó mi atención, no por lo que dijera,
que aún no lo había leído, sino por su estructura, era aparte del edificio definitivamente,
me acerco a leerlo y fue emocionante saber que estaba a punto de ingresar al
lugar que antes albergara al gran Franz Kafka en su paso de camino de Praga a
Berlin, en el año 1,913, estaba sobre las huellas del autor que sorprendió al
mundo con esa gran obra “La Transformación” conocida como “La Metamorfosis”,
Cuando leí esta obra, que fue estando en el colegio la primera vez, como a
todos, creo, o a muchos; me impacto la creatividad de su autor, pero me produjo
una imagen de una mente un tanto retorcida, pero a la vez muy sensible,
solitario pero de esos que la soledad les pesa, tiempo más tarde, pero mucho
más tarde, leía una obra, se dice Carta, “Carta al Padre” y me cambió
totalmente la imagen de la personalidad, mejor dicho de la mente creada de este escritor, todo un
personaje con mucha sabiduría, yo me atrevería a decir que con alto perfil
filosófico, ya que Psicológico es más que evidente; con alta sensibilidad poco común en los escritores, una cualidad
más atribuida a los poetas, y con una gran madurez para su tan corta edad, y me
cuestionaba ¿Cuánto tiene uno que estudiar para alcanzar estos estándares?, seguramente
la respuesta sería si es hoy, toda una vida; pero he crecido revisando libros de educación antigua
donde en 3ero y 5to grado de primaria se enseñaba Física, Filosofía, Geometría,
Biología, Botánica, Química, entre otros cursos, es decir un estudiante de 5to
año de primaria estaba casi al nivel de uno de 5to de secundaria de hoy, y yo
diría que hasta por encima, entonces no es extraño que en Europa haya florecido
esta época llamada de oro, y muy en especial en Italia, siendo la ciudad que
destacó Florencia. Bueno para no extenderme, comparto aquí una de las cartas
que escribiera en esta casa, hoy el Hotel Gabrielli, (que muy amablemente los administradores me permitieron entrar y me
tomaron muchas fotos sin que se los pida) el Gran Franz Kafka a su idílico amor
(digo idílico porque aunque se comprometieron no concretaron la unión y se dice que debido
a la enfermedad de Kafka finalizaron la relación con un rotura hasta la muerte
del Escritor, aun que yo diría la rotura se debió a la esencia del escritor)
Carta a Felice Bauer del 28 de marzo de 1913.
"La ventana estaba abierta y en mi fantasía inconexa
cada cuarto de hora yo saltaba por la ventana, continuamente, luego llegaba el
tren y un vagón después de otro pasaba sobre mi cuerpo tendido en los durmientes
y profundizaba y ensanchaba mis dos tajos: en el cuello y en las piernas".
Carta a Felice, 21 de junio de 1913
"... Pero que me dices, Felice, acerca de una vida
matrimonial en la cual, por lo menos durante algunos meses al año, el marido
regresa de la oficina hacia las 2.30 o las 3, come, se acuesta y duerme hasta
las 7 o las 8, cena rápidamente, pasea durante una hora, y luego comienza a
escribir hasta la 1 o las 2 de la madrugada. ¿Serías capaz de aguantar todo
esto? ¿No saber nada del marido, sino que está en su cuarto escribiendo? ¿Y
pasar así todo el otoño y el invierno? ¿Y hacia la primavera recibir a ese hombre
medio muerto junto a la puerta del escritorio, para tener que contemplar
durante la primavera y el verano como se recupera para el otoño y el invierno?
¿Es esta una vida posible? Quizá, quizá sea posible, pero es preciso que tú
reflexiones sobre ello hasta la última sombra de una duda."
“A Partir de cierto punto
No hay retorno. Este es el punto
Que hay que alcanzar”
Franz Kafka
Y aquí me quedé saboreando una taza de chocolate, respirando el aire de Kafka, imaginando esos días inciertos para él, sin saber si quería lo que creía querer, pero claramente sabía lo que no quería.
Tuve la oportunidad de estar frente a esa casa y me llamo la atención el letrero. Desconocía el contexto y el tema, gracias por la información
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