sábado, 6 de febrero de 2021

CARTAS A MI MADRE: DECIMOSEXTA: RETORNO A LAS OFICINAS EN PANDEMIA 2021

                                                                          II  Año de la Pandemia; 25 de Enero de 2,021


Querida Madre: 

                        Después de diez meses de trabajo en remoto, he regresado a las oficinas, qué nostalgia de los tiempos idos, cuando todos los lugares estaban copados, murmullos, risas, conversaciones,  una cuchara removiendo el té caliente, pero no más cálido que los consensos alcanzados al final de una larga discusión.

Me ha invadido la tristeza, ver el silencio de los escritorios, todo habla de un tiempo pasado, detenido y con fecha efeméride, 16 de marzo 2020.

Cuadernos,  informes,  oficios, reportes, acuerdos impresos, lapiceros en reposo, suvenir de algún viaje anhelado, accesorios de apoyo, algún recuerdo, muñequitos, juguetes,  evidencia de una amistad que hoy se refugia bajo otro techo, las sillas vacías que tal vez al volver extrañe su dueño.

He visto a algunos de mis amigos, con la alegría de saberlos sanos y aún salvos, y la melancolía de un abrazo suspendido,  solo una mirada que dice ¡te quiero, y estamos vivos! Y luego una leve sonrisa, tímida, porque no queremos ofender a ese enemigo con nombre propio, (Covid19).

Estos tiempos de pandemia sí nos ha cambiado, hoy decimos cuídate, no más, como una frase cliché, lo decimos con el corazón,  con el genuino deseo de volverte a verte al final de todo esto,  en tanto sólo un choque de puños (que es la mayor muestra de aprecio), un cruce de miradas, (que es lo único que se ve), y mil sentimientos flotando en el espacio alrededor de este encuentro.

El miedo ya es nuestro aliado, es lo que nos puso en alerta la noche anterior para prevenir toda posibilidad de ser un número en las estadísticas , solo un número,  ni siquiera un nombre, un título, un parentesco, todo se desvanece ante la muerte.

Ante esta imagen premonitoria,  tomo dos mascarillas (le cerramos todas las puertas al intruso), un protector facial, alcohol, y mucha atención, segundo a segundo.

Y salimos a enfrentar al virus, verle la cara y que vea la nuestra,  de temor sí ,  seguramente,  pero también de decisión y valentía, hoy día en el que el valor está fortalecido,  nos hemos hecho valiente a fuerza de la necesidad y sin más opciones,  y salimos a darle la cara al virus mortal.

¡Sí, valiente!,  porque hay que serlo para asumir la responsabilidad de cuidarnos y cuidar al otro, ser valiente de saber que si te contagias no hallarás más responsable que al que miras en el espejo, nadie morirá tu muerte, nadie se ahogara en tu asfixia,  nadie recordará tu nombre y si usaste la mascarilla o te expusiste a un metro de tu inexistencia, o si desanimado pero con la frente en alto tengas que asumir la mala racha de haber sido contagiado.

Hoy solo podemos ser valientes.



Pero también me invadió el orgullo,  de volver a ver esos rostros que conocía y veía a diario, y que hoy han sido reemplazados por los de nuestras familias, a quienes vemos todos los días y  casi ya no reconocíamos.

Esos rostros que ya  los sabía de memoria,  y los reconocía , a estas alturas, sólo por sus pasos.  Volver a ver esas miradas detrás de la voz que en reuniones de Teams (herramienta de internet para  realizar reuniones de audio y de Video que se usan en estas épocas),  sacamos adelante grandes proyectos,  saberlos que a pesar de la distancia,  del claustro, seguimos juntos, empujando el triciclo hacia la meta, quien nos hubiera dicho que lograríamos todo  lo alcanzado,   le hubiéramos dicho:

¡Estás loco,  somos tercermundistas!,

En pandemia no todo ha sido malo, nos ha demostrado que tendremos una economía tercermundista, pero somos personas y profesionales de primera, y que nuestra capacidad de soltar diferencias y tomar coincidencia es tan grande, que la voluntad siempre estuvo ahí, pero hacía falta una pandemia.

Hoy sabemos que no es sólo diplomático decir que somos una familia,  realmente lo somos   con sus buenos y malos ratos, con sus penas y alegrías, también hemos llorado a los nuestros.

Y si mañana no estamos,  sabemos que ya hicimos historia, aunque ésta no hable de ello,

Solo nosotros sabemos todo lo que logramos en estos 315 días, y contra todo lo que luchamos,  sabemos  del camino que nos queda por recorrer, para el que estamos preparados, porque ya pasamos por tanto, y si no lo estamos,  lo inventamos.

Pero en este barco...¡nadie se rinde, nadie bajará las velas!.  💪🇵🇪

Dedicado a todos los que seguimos en la lucha por la vida con responsabilidad  y solidaridad,  y en memoria de los que  partieron y dejaron su estela, no los olvidamos.  🌹


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