domingo, 20 de marzo de 2016

Ángel de la Guarda




Tomaste nombre terrenal
Para traer calma a las aguas turbulentas
De mis aciagos días
eres mi ángel de la guarda
Que me ampara más de  noche que de día

Tal vez vos no lo sepas
Pero llegaste y salvaste mi caída
Con vos los dolores se hicieron suaves caricias.
Y dibujabas una cómplice sonrisa
Pero claro, que  tu no lo sabías

Llegaste a mi voluntad sin permiso, 
como un ave sin nido y dolorida
Reposaste en la fría almáciga
Buscando calor y alegría
Sin embargo mi alma devastada y entristecida por el vértigo
De una gran caída, había perdido toda su ventura
Y vos ave moribunda y mal herida
Trajiste sosiego a mis funestos días... qué ironía!

Quizás sin saberlo, también  fui ángel de la guarda en tu agonía
que sostuvo tu cabeza en tan dolorosa desventura
y aun con las alas rotas te enviaba el aliento de vida
 que cada vez la sentía menos mía

y en melancólico y misteriosos desvelos
desvanecieronse nuestros mutuos tormentos
Dejando atrás los lamentos para suplantarlos
por sueños despiertos
y así se hizo tuya mi oración.
“¡Ángel de la guarda protege mis nocturnas caídas
Y no me desampares ni de noche ni de día! “

                        Autor: Narda Garcia  

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