miércoles, 22 de enero de 2020

SEGUNDA CARTA A MAMÁ : MI MADRES ES UNA REINA

                                                            Mamá hermosa y amorosa.

Madre: 
Hace mucho que no veía esta foto, ahora que ya no estás, al menos físicamente, porque no hay un segundo que te ausentes de mis pensamientos y de mis emociones, es muy extraña la forma en que funciona todo esto; la mente, las emociones, el alma, en fin todo, cuando ya no tienes a la persona que amas es cuando más presente está, todo el tiempo. Bueno no vamos a filosofar ahora ... o tal vez sí?. Aunque hacemos eso todo el tiempo ahora, cuestionándolo todo, preguntas sin respuesta, dudas con miles de hipótesis, en fin, dejemos eso para otro momento y continuemos con el núcleo de esta historia, decía que ahora que mamá no está, me he sumergido a buscar en todo lo que me recuerde a ella,  que me acerque a ella nuevamente, no quiero olvidar nada de lo que me contó, de lo que sé, de lo que aprendí, y ella me lleva indiscutiblemente a mi hermana. Y bien, al ver esta foto recordé muchas cosas y entendí otras  que antes no las hubiera entendido.
Era muy joven cuando fue elegida reina de belleza de su entorno,  "La sociedad" que era como le llamaban, y recién ahora creo entender lo eso significó  para ella.


Mi amada Madre con su hermano mayor
 Recuerdo que de pequeñas y no tan pequeñas, nosotras, sus cinco hijas, solíamos ser elegidas como reinas de primavera cada año, mis hermanas me parece que lo disfrutaban un poco por la emoción de ser un día especial que para ellas significaba, y otro tanto porque veían feliz a Mamá.
Recuerdo la atención y dedicación con la que preparaban el atuendo, vestidos, zapatos, corona, capa, y a veces cetro, además de otros detalles, que mamá no solo lo hacía por cumplir con el compromiso con los profesores que eran los principales promotores, sino también porque ella lo disfrutaba.

                                                         Silvia, la mayor en primaria

                                                             Silvia, en secundaria


En mi caso era distinto, recuerdo que de pequeña, en primaria, al llegar el mes de Setiembre que era el mes de los reinados, me ponía muy tensa, nerviosa, molesta, desde pequeña tenía una mentalidad revolucionaría, socialista, sin saberlos claro. no encontraba la razón para una nominación de esa forma que por lo general era una elección entre una terna de compañeras de la misma aula y luego la ganadora debía presentarse vestida de reina para representar a su aula el día central y en ese momento se elegía, también por votos a la Reina general del colegio. Me parecía que era  una manera muy cruel de mellar en el autoestima de personas que recién estaba formando su personalidad y me parecía una acción muy cruel, sobretodo porque veía que habían niñas que sí disfrutaba de ser elegidas, y al no ganar la elección se desilusionaban, y no me gustaba tomar parte en la generación de esos sentimientos en mis compañeras. realmente lo detestaba y sufría mucho por esos días.

                                                                                                      Flor, en primaria

Enojada por tener paje, por el maquillaje
por todo. En primaria.


Para entonces era muy respetuosa de las normas del colegio y de los profesores, así a regaña dientes terminaba aceptando obligada a desempeñar ese burdo rol, Mamá sabía de mi postura, pero lo atribuía a mi timidez y aquí viene la parte que antes no entendía de mamá, y es que ella revivía un poco esas emociones idas de una juventud azarosa, y trataba de vivir un poco esas emociones ahora por intermedio de sus hijas, yo no lo sabía o no lo entendía, y al contrarío, lo asumía como una traición de parte de mamá, pero también entendía que ella debía cumplir "normas" del colegio, ella se encargaba de hacérmelo saber de forma muy amorosa, Así que terminaba cediendo a la pantomima, que para mi no era nada grato, sino más bien me iba generando una rebeldía cada vez más fuerte, que creo al final fue bueno, porque sirvió para fortalecer mi carácter, porque con el tiempo, me fui empoderando y eso lo contaré más delante.
El hecho es que esto sucedía todos los años de primaria y secundaria, siempre el mismo sufrimiento, la misma molestia y cada vez elaboraba mejor mis argumentos para desistir.
Pero ante mi negativa, llegaban las "represalias" jajaja como si pudieran existir, pues sí, cosas como que me bajarían la nota, que por cierto siempre fui muy aplicada y solía tener notas altas, eso me enardecía más aun, pero ya para eso mi carácter estaba más fortalecido, y mi postura ya no era de disuasión sino de reclamo, de indignación de enfrentamiento, recuerdo que la última vez que salí de reina, el profesor que era el tutor del aula,  me dijo que me bajaría la nota en el curso de  matemáticas, le dije que  eso no era posible, que me iba a quejar en la dirección y obviamente la directora pensaba que estaba frente a una niña inmadura temerosa de los adultos y de la autoridad y para nada era así, así que ante la insistencia de ambos les respondí que iría a quejarme a la USE la autoridad educativa o si era necesario llegaría al Ministerio de Educación.
Al ver la firmeza de mi decisión, apelaron a llamar a mi mamá, ella trató de convencerme, al final y para ir concluyendo, unieron fuerza mi mamá y mi hermana que ya cursaba el 5to año de secundaria y me pidió que al ser su último año en el colegio aceptara asistir al reinado, y así íbamos a compartir es ultimo momento juntas, fue lo único que me hizo desistir, y hoy con la mirada en retrospectiva, me alegro y hasta celebro la insistencia de mi Madre y hermana, y el haber desistido a mi testarudez, que si bien tenía razón, tampoco era que se iba a acabar el mundo.
Nuca hubiera imaginado que ese momento hoy en día tuviera tanto significado y valor para mi, y que pudo ser un recuerdo que revivimos con mucha emoción junto a mi hermana en algún momento importante.
Recuerdo que ese día llegué, como siempre molesta, para variar,  y como siempre en este caso, solía dejar todo para último momento, con la esperanza de que faltara algo, el vestido o los zapatos y así no asistir a tal evento, pero no, Mamá siempre estaba ahí, resolviendo cualquier problema que se pudiera presentar.
Llegué al colegio, primero debíamos reunirnos con nuestros compañeros de aula, con los que traté de mostrarme amable, luego teníamos que pasar al patio central para la reunión con todas la reinas, y la elección de la reina general, y en el estrado, no veía a mi hermana, y estaba enojada, porque pensé que como otros años nos iban a separar ya que yo era menor, de pronto llegó la hora del brindis con gaseosa, y nos pidieron que vayamos desfilando para hacernos una foto individual, cuando fue mi turno y yo como siempre con cara de malos amigos, sin un atisbo de agrado, cuando estuve en posición, sentí que alguien me tomó de la mano, al virar el rostro vi a mi hermana mayor, mi protectora, mi ejemplo, mi cómplice, sonriente y me dijo "Hermanita"  inmediatamente se iluminó mi rostro, y se dibujó una gran sonrisa en mis labios y en mis ojos, pero sobre todo en mi corazón, tengo ese recuerdo grabado con fuego en mi memoria y mi alma, fue el mejor reinado que nunca había disfrutado, justas buscamos con la mirada a Mamá que orgullosa nos miraba de bajo del estrado y dirigía al fotógrafo, yo no me preocupe más por la postura o esas vanidades femeninas, recuerdo que no nos interesó saber quien ganó el reinado general, que por cierto fue por venta de boletos por voto, así que ya se imaginarán que ni loca yo hubiera vendido un solo voto, ni siquiera yo misma hubiera comprado, bueno hay más anécdotas al respecto, pero eso no entra en este contexto.




Solo sé que al  correr de los años y de las sorpresas que nos depararía la vida, ese momento lo celebro porque sentí que desde entonces mi hermana, mi mamá y yo fuimos una sola.
y ahora con el transcurrir de los años puedo entender que para mi madre no se trataba de un tema de vanidad, para ella representaba la unión de la familia, ese cariño incondicional que solo lo sabe la sangre, o quizás sea más que eso, el alma, esa parte de cada una que nos hace un todo.
Madre, gracias por esa lección de vida, siempre fuimos tan diferentes y tan iguales, tu soñabas con las alas surcando los aires, y yo soñaba con los pies firmes al suelo, pero soñadora como tu, con fuerza y con pasión, es increíble tener que pasar por mucha vida para recién entender la verdad de las cosas.
Y mi querida hermana gracias por regalarme ese momento, que hoy que ya no las tengo, me permite seguir viviendo con una sonrisa en el alma y muchas lágrimas en el corazón, las amo y las extraño demasiado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!