sábado, 2 de mayo de 2020

CUANDO VI EN SUS OJOS EL COVID-19

Hace exactamente 2 meses, justo antes que el virus que hoy nos pone en jaque, llegara al Perú, tuve que ser internada de emergencia, por un mal que sin ser grave sí representaba un peligro. Luego de una consulta médica me internan en una clínica, y aunque para entonces todo era tan extraño, yo que nunca me había enfermando ni de una gripe, que siempre fui muy fuerte y el soporte en todo momento para  todos cuánto necesitaban de mi apoyo y acción, no podía entender cómo había podido llegar a esa situación, a tan poco tiempo de haber perdido a mi Madre y hermana, y ahora que mi padre necesitaba de mí, realmente todo daba un giro en mi cabeza , pero como siempre me he caracterizado por una mentalidad estoica y resiliente, así lo creo, y por supuesto que no ha sido gratuita, es parte de toda la experiencia vivida y cada camino que elegí en su momento y a cada paso, pienso que la practica del montañismo  que realicé un buen tiempo,  ha sido una maestra para la vida que ha fortalecido mucho en esta mirada de ver el otro lado del camino aun cuando no haya camino, pero ese es otro tema; pues este iba ser exactamente lo mismo, sin yo saberlo una experiencia maestra sobre todo para la que vendría más adelante.
Los por menores de mi experiencia personal, como emociones, pensamientos, el día a día con los males y estragos de agujas sueros y demás, los narraré más adelante en otro momento, lo que quiero contar y narrar en esta oportunidad es la experiencia que me regaló la vida con este evento que para mí era incomprensible entonces, y se trata del convivir casi 10 días con el personal médico, enfermeras, técnicos, personal de limpieza, cocineros, nutricionistas, Farmacéuticos, personal administrativo, vigilancia, etc., no quisiera olvidar de mencionar a ninguno.

Corrían los primeros días de Marzo que me ingresan a emergencia, primero a observación, donde curiosamente me recibe una doctora muy amable  y aunque siendo joven era visible su expertice médico, lo que me dio confianza de saber que su decisión de internarme era la mejor, luego soy derivada a una Técnica muy amable que se ocupa de llevarme a observación y prepararme mientras se me asigna la habitación de internamiento, La Joven Técnica que muy amable y risueña me daba tranquilidad seguramente sabiendo lo que pasas por la cabeza de una persona que queda internada, y más aun estando sola, esta joven que en su risa sincera pude ver que había un dolor o preocupación oculta, conectamos casi de inmediato, luego me contó en resumen parte de su vida, llegó joven a Lima trabajó de empleada doméstica, estudió enfermería Técnica, logro un trabajo en un consultorio particular y luego le recomendaron en esta clínica donde  postuló con temor se ser rechazada ya habiendo renunciado al puesto anterior se jugaba el futuro, al poco tiempo fallece su padre y meses después fallece su hermano más cercado, me preguntaba porque el destino me tuvo que llevar a ésta situación para conocer a una Joven que no tenía porqué y que me recuerda un poco de mi propia historia, es entonces que entiendo que aunque uno puede ir con el alma rota, siempre hay espacio para ayudar a alguien más, le regalo un fuerte abrazo, ese que le faltaba hace 3 meses desde la partida de su querido hermano y de su padre, y sé que ella lo sintió, porque yo también pude sentirlo.
Luego nos despedimos con la promesa que me visitaría cuando pudiera, al piso de hospitalización que se me asignara, me quedo tranquila sabiendo que en ese momento ella pudo sanar un pedacito de su alma rota, como lo hice yo.
Luego en Hospitalización, me reciben la jefa de enfermería, una enfermera de turno, y una técnica, que me monitorean durante su turno, siempre con una sonrisa, y a cada visita conociéndonos un poquito más.
                               
Como dije antes los pormenores de eso días los narraré en otro espacio, pero al cabo de casi 7 días y ya conociendo todo los rituales del día, entre visitas médicas, chequeos controles, aplicaciones de medicinas, recojo de basura, entrega de alimentos, visita de nutricionistas, paso de vigilancia para ver que todo marchara bien, en fin, ya los conocía a todos, bueno Todas, solo el personal de vigilancia y nutrición eran varones, todo el personal era femenino, y es algo que me conmovió mucho, pude saber un poco de sus vida, su problema de juicios de alimento con los padres de sus hijos, sus sueños y expectativas, y recuerdo muy bien que un día se me caían las lágrimas al ver las noticias de feminicidios, yo me preguntaba quién se atreve a asesinar o tan solo agredir a una mujer , una mujer como la peruana que es luchadora aguerrida, soñadora, ingeniosa,  y siempre, siempre iluminando el más nublado día con una sonrisa y con esa actitud de avanzada, y aun cuando mis lágrimas era por todas ellas, las tantas mujeres incógnitas que trabajan día a día en diferentes puestos sanitarios, saliendo de sus casa en medio de una gran encrucijada si regresarán de vuelta o no a su hogares, y aun ante la amenaza de este mundo tan hostil como lo es para las mujeres,  nada las detiene, ellas se preocupaban por calmar mi tristeza, claro que no sabían la verdad, mis lágrimas eran por ellas, me conmovía tanta dedicación y con tanta carga sobre sus hombros. Seguramente suponían que me pasaba lo que le pasa a cualquier paciente con muchos días interno, que les invade la angustia, el tedio, el cansancio, sí es cierto que todo eso sucede, pero ese no era mi sentir en ese preciso momento.


Pues bien, en medio de una casi amistad que nació en la habitación 22 del 4to piso, dónde había nacido cierta confianza entre las Enfermeras autoconvocadas, se reunían todas al cambio del turno y se nos había hecho costumbre comentar algún tema, de si salió el sol, o cómo va la economía, o si fueron a la playa, o si sus hijos quedaron con alguien más, o si esta vez podrán turnarse para cenar, (había noches muy movidas, en las que ninguna podía ir a tomar sus refrigerios), en fin, pero ya pasando la primera semana de Marzo el tema era el Covid en China, sabían muy poco o nada, creo que yo tenía más información porque me pasaba todo el día revisando los noticieros internacionales, y para entonces el Virus era tan lejano, no dejaba de ser impactante las imágenes, finalmente alguien estaba sufriendo aun cuando estaba a millones de kilómetros de distancia, pues bien yo les informaba todo cuanto me enteraba, y podía ir escuchando sus propuestas y barajando futuros  procedimientos de llegar el virus al Perú.


Hasta que el día 6 se confirma el virus en el Perú, y debo decir que el cambio fue inmediato, con lo que pude ver a excelentes profesionales de los que me enorgullece saber que son peruanos, y también muy sensibles seres humanos, en quienes pude ver el miedo instaurado, el miedo genuino y que de ahora en adelante les acompañaría para largo tiempo, las medidas de aseo si ya eran exigentes, se exageraron aún más, me hacían lavar las manos 10 veces más a los días previos, entre otras cosas, y desde entonces nuestras acostumbradas reuniones que ya no fueron muchas, se centraban en el tema covid, y que si ya se estaban realizando las pruebas, y que ya llegaron algunos paciente Covid a la clínica y que aun con miedo tenían que seguir cumpliendo su labor con el mismo esmero y alegría, y sin descuidar el más mínimo detalle porque puede significar un error mortal no solo para ellas sino también para sus familias, y así como monitoreaban a los pacientes, también entre revisiones y monitoreos también monitoreaban a sus hijos si se lavaron las manos, si cumplieron con sus obligaciones, si saben que ya no deben salir como lo hacían antes, un sinfín de detalles que ahora sumaba a todo ese estrés propio de la vida misma como las responsabilidades laborales. Y para no alargar mas la historia, es que lo expongo porque he vistos el MIEDO EN SUS OJOS, VI CUANDO LLEGÓ EL COVID A SUS OJOS Y A SUS MENTES PARA QUEDARSE EN MUCHO TIEMPO, miedo en sus ojos pero más aun en sus mentes, frotar sus manos con preocupación, hacer comentarios de cómo protegerse más aun y  todo el peso que recae sobre ellas de mantener la seguridad de los pacientes para evitar un contagio masivo que sería funesto, he visto sus ansiedades, pero jamás las oí decir yo deserto, yo abandono, yo no me quedo a asumir este riesgo, jamás intentaron dar un paso atrás para nada, todas se preparaban a recibir a ese Covid con sus mejores armas, su profesionalismo, su humanismo y es sonrisa que jamás las abandonó aunque sea una sonrisa nerviosa a momentos, por todo ese proceso que significó para mí saber de sus angustias instauradas en sus mentes, desde la llegada del Coronavirus mis pensamientos no han dejado de estar con  ellas y con ellos ahora, esa otra familia que forme en tan corto tiempo y en circunstancias tan impredecibles, esas personas con muchos rostros, cualquiera puede ser su nombre, pero  siempre serán eso peruanos y peruanas de garra y de lucha que jamás claudican, por ELLAS, por ELLOS, que se juegan la vida no desde el Covid, desde mucho antes luchando con un sistema salud en quiebra ya desde más de 4 décadas, es nuestra obligación moral brindarles nuestra gratitud y todo el apoyo posible para que puedan seguir realizando su trabajo de la mejor forma que lo saben hacer, por vocación y con una sonrisa y esperanza que muchas veces ya las van perdiendo, VAMOS PERÚ QUE EL VIRUS NO NOS VENCE!!! Y QUE NUNCA HAYA UNA MENOS!!!




PosData: Lo único que lamento es que al haber salido no hace poco de alta, pasé a ser una persona en riesgo hasta que todas mis condiciones de salud se fortalezcan y restablezca el nivel óptimo de inmunidad, y esto hace que aun cuando desearía mucho poder llevar alguna ayuda a estas personas y a otras que hoy la pasan mal, no puedo permitírmelo por ahora, espero pronto y estar en condiciones de organizar algún tipo de ayuda solidaria a tantos hermanos peruanos que hoy la pasan muy mal. Solo les pido que RESISTAN!!! <3


Nota: Las fotos del personal de la clínica son reales, pero referenciales, sin correspondencia de identidad.


2 comentarios:

  1. Querida amiga, inimaginable que te contagiaran de COVID19. Espero ya estés totalmente curada. Acá en Mendoza, hay muy pocos casos y yo con mis 74 años muy cuidadosa de contagiar o contagiarme. Ruego a Dios que pronto pase y pienso que ya te han pasado muchas penas, para pasar por esta otra. Un enorme abrazo y Rezaré por vos y todo el Perú.

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    1. Querida Graciela, no me contagié de Covid, mis circunstancias fueron otras, y mucho antes que llegara el virus a Perú, lo que narro es mi experiencia con el personal médico que ya temía que llegara el virus, de todas maneras gracias por tu preocupación, estoy muy bien, gracias, besos

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