lunes, 11 de mayo de 2020

NOVENA CARTA A MAMÁ: HOY VOLVÍ A LOS PASILLOS DEL RECUERDO




                                               
                                                                          Lima, 03 de Marzo del 2020



Querida Madre:

Hoy he vuelto sin desearlo, a recordar todos los momentos vividos entre los pasillos de ese gigante blanco, que aunque siendo nuestra esperanza siempre es nuestro campo de tortura, madre debo decirte la verdad, y es que al recorrerlo ahora siendo yo la protagonista de esta historia, siendo yo ahora quién va en esa silla rodando por los pasillos que otroras días nos robara toda esperanza, arrebatándonos hasta la fe que solo es nuestra, he sentido ganas de llorar, se me han humedecido los ojos y no por mí, sino por ti,  por Silvia, por nuestras vidas juntas, por nuestros lazos rotos, pero lo sabes, la imagen que venía a mí mente es precisamente esa valentía que me enseñaron, nunca se quejaron, nunca derramaron una lágrima de dolor o de cansancio, nunca por ustedes, me he secado los ojos porque quiero ser como ustedes dos, mujeres valientes y de firmeza, he querido pasar, si he de pasar por este trance ahora yo, sola y con la misma fortaleza y entereza que lo hicieran ustedes a su turno, y aunque nadie ha venido verme y no porque no quisieran, sino porque así lo he querido yo, no le dije a nadie, pues no he llorado por mí madre, ni siquiera por ustedes porque estaría traicionándolas y  no puedo hacer eso, nunca lo haría.


Pero sabes Madre, Dios es caprichoso en sus actos y me ha puesto a Rosario por enfermera de primer nivel, es decir para tomar las medidas primarias, las de tópico, las vitales, y cómo si él me dijera bien Narda has sido valiente al volver a revivir las penas de estos pasillos, y aunque no han llorado tus ojos necesita llorar tu corazón, y Rosario me narro sin yo preguntárselo , que ella era muy cercana a su papá, y este había fallecido con un cáncer al estomago, te imaginas Madre la sensación que produjo en mí?, en un flash back ver todo el proceso de nuevo y para culminar con su historia, y Dios decir que solo él es quién hace la cosas, y me puede hacer sucumbir en el momento y de la forma que él quiera, Rosario me dice que también perdió a su hermano más cercano a los pocos meses de su padre en una operación de apendicitis.
Y hemos llorado Madre, hemos llorado juntas, hemos ahogado nuestro llanto en un abrazo interminable, pero lo he hecho por ella, aún tiene abierta la herida en el corazón, como yo en el alma.

Ay madre!, Dime si las coincidencias no son más que eso solo coincidencias, y el llanto que apagué al recorrer los pasillos y a los hombres de guardapolvo, y todo lo que les habita, finalmente salió libre, corrió sin llamarlo, sin lamento, solo como solidario sentir por Rosario...y por mí.

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