lunes, 18 de mayo de 2020

DÉCIMO CUARTA CARTA A MAMÁ: MI VOZ VOLÓ A TU NIDO CORAZÓN


 
                                             
                                                "Canta, me dices. Yo te canto
                                                 a ti, dormida, fresca y única,
                                                 con tus ciudades en racimos,
                                                 como palomas sucias,
                                                 como gaviotas perezosas
                                                 que hacen sus nidos en la lluvia,
                                                 con nuestros cuerpos que a ti vuelven
                                                 como a una madre verde y húmeda.

                                                 Eras de vientos y de otoños,
                                                 eras de agrio sabor a frutas,
                                                 eras de playas y de nieblas
                                                 de mar reposando en la bruma,
                                                 de campos y albas ciudades,
                                                 con un gran corazón de música." J.H.


AMADA MADRE:

Han pasado casi siete meses, y desde que te fuiste me quedé sin voz, pero la que cantaba, la que alababa la vida, la naturaleza, el amor, pero sobre todo a ti, esa voz que podía iluminarlo todo, la noche más fría y oscura, el día más azul, el mar más revuelto, o hasta tu tempestad más iracunda o tu tristeza más gris. Todo lo solucionaba cantando, era mi salmo, mi Mantra, solía decirte que debía ser cantante, y que con seguridad yo no nací llorando, yo nací cantando, desafinada pero cantando y sin contar que nací apurada, la espera nunca fue mi virtud, ni para nacer quise esperar y me adelanté.

Esa voz que se fue en un canto de sepultura, y se acurruco sobre tu dormido corazón en un ataúd de tierna tristeza. Hoy después de casi siete meses de silencio, creo que ya se ahogó suficiente, estas cartas que te dedique han permitido conversar contigo en silencio y han dejado salir todos mis gritos y mis llantos, mis reclamos y mis suplicas, ya se agitaron los gemidos, los mugidos, lo ayes y los ages, hoy quiero despertar esa dormida voz que quedó sin alas y seguir cantándote como siempre, nuestras vidas han caminado siempre cantando, las recuerdo todas, desde las primeras que tú me dedicaste con tu tierna voz, o las que me ponías en la radio para dormir tranquila aun siendo una bebé de cuna, luego las que me enseñaste para el colegio,  y las que yo repetía de lo que oía a mis hermanas mayores, y después las que hice mías siendo de épocas ajenas  a mí, eran de ti y de papá, asimilé tanto de ustedes, que hice míos sus gustos y preferencias, al menos musicales; hasta las que yo te dedique con el corazón en la mano, sangrante y apenas latiendo ese día que quisiera eliminarlo del calendario, ese día que te dijera Adiós para no ver más  el brillo de tus ojos, hasta un nuevo encuentro con el que sueño.





















Te cuento, Mamita querida, que estoy intentando volver a recitar y  cantar sin que se me resbale una lagrima y se me corte la voz, sé que aun es corto el tiempo y que el alma rota siempre llora, pero también sé que las almas rotas, también saben cantar y lo hacen con sincera emoción, Recuerdo que las tres últimas veces que me subí a un escenario después de tu partida, y que lo hice porque eran compromisos ya pactados, además eran presentaciones  de las que habíamos conversado y planificado juntas, así que no quise que se disiparan en la nada porque sería como que desaparecieras tú, que habías participado con tus ideas y apreciaciones, sugerencias, quería que sigas viva conmigo en el escenario (usé el traje que me indicaste, no sé si te enteraste), como siempre lo hacíamos,
Pues bien Madre, esas presentaciones, recuerdo que todos aplaudieron muy impactados por la interpretación y decían "Cuánto sentimiento" y claro que iban cargados de sentimiento, pero sobre todo de mucho dolor, y así rota y sangrante, estuvimos juntas, cumpliendo nuestro sueño como siempre. Después de eso, tomé un taxi rumbo a casa y bañada en llanto y antes de llegar a casa me enjugue la cara, nadie supo nunca nada, solo tú, solo tú ...y yo. guardarme el secreto, por favor.






















































Madre, me pediste que siguiera con la poesía y el canto cuando tu ya no estuvieras, y no entendía ese pedido tuyo, yo solo respondía que sí, creyendo que era muy natural seguir con algo que se había hecho toda la vida, por eso digo que la Sabia siempre fuiste tú, y me conocías mejor que yo misma. Luego de esas últimas presentaciones no he podido volver a cantar  una sola canción o recitar un poema sin que se me quiebre la voz, es que se fue y no la hallo, no sabía cuán difícil iba a ser seguir así tan sola y tan vacía, tan rasgada por dentro, pero tú que lo sabías todo me hiciste prometerte, seguramente sabiendo que no podría faltar a una promesa que te hiciera y así te asegurabas de que yo continuara con vida.

¡Ay Madre!, no dejaste nada al azar, estoy esforzándome mucho para volver a recitar y cantar, estoy haciendo el esfuerzo, perdóname si tardo un poco, toma su tiempo volver a elevar las alas y sanar las heridas o al menos simular que sanaron o que ya no están aunque quemen por dentro, pero por ti, por mí, voy a continuar buscando esa voz que antaño nos daba vida, ojalá estés en  primera fila cuando eso suceda, me haría muy feliz, Gracias Madre por dejarme anclada a la vida!
Ojalá fuera contigo, sería más fácil. Lo siento.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita!